ARGUMENTO:
Ese muchacho que llega
a Madrid en 1995 arrastrando su maleta, con un contrato para trabajar en una
revista del corazón y mil silencios en el recuerdo, poco imagina que algún día
no muy lejano será uno de los rostros televisivos más conocidos, exitoso y no
en pocas ocasiones denostado en nuestro país.
La novela cuenta la historia de
un joven periodista que deja atrás su barrio, a su familia y una vida interior
cargada de deseos sin cumplir, miedos y preguntas sin respuesta, y se sienta en
un banco de una plaza antes de atreverse a abrir la puerta de su piso
alquilado. En ese momento no sabe lo poco que tardará en conseguir lo que
anhela: la libertad para el mismo sin temor, para vivir abiertamente su
sexualidad, para destacar en su profesión y empezar a conocer a gente, a
periodistas, a famosos y amigos, ante los
que abrirse sin reparos ni vergüenzas. Pero ignoran que todo tiene un
precio, que avanzar y hacer que se cumplan los sueños conlleva la carga de las
deudas del pasado, unas deudas que se deben saldar para seguir adelante.
Esta es una novela de
reconciliación y de recuerdo. Aunque, sobre todo, es la historia divertida
agridulce y evocadora de un protagonista al que todos creemos conocer, pero con
una vida interior lúcida e intensa a la que muy poco han accedido en realidad.
El estilo de la novela
es sencillo, con una prosa fluida de lenguaje muy accesible para todo tipo de
lectores, aunque también es cierto que en ocasiones puede resultar además de directo,
vulgar y soez. El hilo conductor de la historia es el sexo, un tema que es
tratado de una manera muy desinhibida, ya que son muchos los detalles de su
vida que el autor nos va narrando a lo largo de sus páginas y que me han
sorprendido mucho, ya que son descriptos sin ningún tipo de tapujos. Un relato
donde habla de sus inseguridades y errores.
Los fragmentos que más
me han gustado de la novela son aquellos en los que se refleja (de forma
novelizada, no todo es real) la forma de vivir de sus padres. Un padre que
lucha y se gana la vida para mantener a la familia y porque su hijo estudie una
buena carrera pero decide ir por letras y estudiar Filología Hispánica, porque
siempre ha amado las letras, la literatura y la escritura. También es
enternecedora la forma en que se narra cómo se conocieron sus padres, su
juventud y su vida cuidando de sus tres hijos, y también cómo se afronta la
enfermedad del padre.
Un éxito de ventas
empujado por una buena campaña publicitaria, y un autor, que para bien o para
mal en todas sus facetas no deja indiferente a nadie.
Esta reseña que hoy
presento resulta complicada, ya que existen muchos prejuicios en torno al autor
del libro que llevan a pensar que por ser quién es no puede hacer una buena
novela, bien es cierto que “La vida iba en serio” no podría ser calificado como
un “novelón”, y yo siempre soy de la opinión que para criticar y cuestionar
primeramente hay que conocer, y he de decir que finalmente me ha resultado una
lectura muy amena y a medida que transcurrían las páginas me apetecía más
seguir leyendo.
Además también me ha
resultado muy curiosa, porque es la primera novela que leo con tintes
homosexuales, y me ha servido para realizar un ejercicio de empatía con el
colectivo homosexual. En definitiva para mí sí que se trata de un libro que
recomendaría para todas aquellas personas que desean una lectura amena y
entretenida.
Número
de páginas: 256
Puntuación
para este libro: 7
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