Hace poco terminó
Navidad. Sumida en plena crisis económica, Barcelona es ahora una ciudad más
fría y lluviosa. La desaparición de Ruth, su ex mujer, obsesiona a Héctor
Salgado y quizás el caso que le acaban de asignarle puede hacerle olvidar por
momentos su caída en desgracia.
El director financiero
de una compañía de cosméticos mata a su esposa y luego se suicida. Lo que
parece un caso de violencia doméstica llevado al extremo se revela como algo
mucho más complejo al hallarse indicios que lo relacionan con otra muerte. En
el mundo de la empresa, las mentiras son solo la fachada de un mal mayor.
Mientras encerrada en casa por una prematura baja médica, Leire Castro, la
pareja de investigación de Héctor sigue la pista pérdida de Ruth y no sospecha
que puede destapar peligros que nadie había imaginado.
De nuevo, con un ritmo
vertiginoso, Toni Hill consigue tener al lector mordiéndose las uñas desde las
primera páginas del libro. Como parte altamente positiva de esta segunda
novela, tengo que decir que el estilo narrativo del autor, considero que es
mucho mejor que su anterior libro. Su ritmo, su prosa, sus descripciones, sus
diálogos, me han enganchado desde un principio.
También quiero
mencionar la maestría con la que dibuja y perfila los personajes, no sólo los
principales protagonista de la saga, sino también en este caso, todos los que
tienen algo que ver con los crímenes que se están investigando. Víctimas,
compañeros, jefes, testigos, las personalidades y vidas de todos aquellos que
pueden tener algo que ver o decir sobre el caso, nos son curiosamente
presentadas y descritas, para que la historia resulte todavía más palpable y
cercana.
Los Buenos Suicidas lo
podríamos definir como una novela negra con toques mediterráneos, novela negra
que va mucho más allá de una mera intriga, para mostrarnos unos personajes que
en todo momento sentimos como reales y con el mal, ese mismo mal que se hizo
presente en la vida del inspector Salgado, acechando a todos.
En conclusión de esta
novela puedo decir que le falta acción, y le sobran unas cuantas páginas en la
que no se llega a relatar nada interesante. También hay que decir que está bien
escrito y la historia bien narrada, aunque encuentro que el estilo del autor es
bueno, pero a mi entender me ha parecido mucho más lento que el primero; “El
verano de los juguetes muertos”. Aunque esta historia me ha gustado y me ha
mantenido intrigada, en ocasiones me ha parecido demasiado absurda, y no he
terminado de creerme que tales hechos hubieran podido suceder realmente, pero a
pesar de todo si que la puedo recomendar a todos aquellos lectores que les
gustan las noveles de misterio y suspense.
Número
de páginas:
420
Puntuación
para este libro: 6
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